El Edificio de Investigación y Laboratorios de Ingeniería de la Pontificia Universidad Javeriana fue uno de los ganadores del Premio Fernando Martínez Sanabria en la 28 Bienal Colombiana de Arquitectura y Urbanismo. Esta destacada obra presenta una serie de estrategias urbanas y arquitectónicas innovadoras que promueven la integración peatonal en el campus universitario.

Una de las principales propuestas consistió en diseñar un edificio capaz de recoger todos los flujos peatonales que convergen en los cuatro niveles del mismo. Mediante tres grandes vanos a escala urbana y un puente, se facilita el acceso de peatones provenientes del norte, oriente y occidente, convirtiendo al edificio en un integrador de la vida peatonal del campus.

El atrio público desempeña un papel fundamental al integrar el nuevo edificio con las instalaciones existentes. Se concibe como un espacio vestibular que ofrece acceso y áreas de encuentro para la Nueva Facultad de Ingeniería, conformada tanto por aulas y espacios administrativos previamente existentes en el antiguo edificio Maldonado, como por los nuevos laboratorios y espacios de investigación. De esta manera, el espacio público generado deja de ser un simple espacio intersticial entre los dos edificios, para convertirse en un espacio comunitario que unifica y fusiona lo nuevo y lo existente en una sola institución.

Otro aspecto relevante es la atención al confort y protección de los usuarios frente a los fuertes vientos y las lluvias características de Bogotá. El diseño del edificio tiene en cuenta los vientos fríos y acelerados que descienden de los Cerros Orientales, así como los altos índices de lluvia en la zona universitaria. Se implementan estrategias arquitectónicas para minimizar las incomodidades causadas por estas condiciones climáticas, proporcionando un espacio público agradable y protegido.

En cuanto a la eficiencia en el uso del espacio, se plantean varias estrategias. Se concentran los espacios comunitarios en el atrio y la cubierta del edificio, optimizando su distribución vertical. Mediante la concentración de los espacios de reparto por piso en halles, se logra un ahorro del 10% en espacio y se facilita el control de acceso a los laboratorios desde un solo punto. Asimismo, se implementa un sistema estructural ubicado en la fachada del edificio para liberar las plantas de obstáculos y permitir la flexibilidad y adaptabilidad de los espacios en el futuro.

En relación al tendido de instalaciones, se propone un diseño que facilite su colocación y mantenimiento. Se utilizan ductos centralizados por piso que acomodan ampliamente las diferentes instalaciones requeridas por los laboratorios. Estos ductos son inspeccionables en todo su recorrido, lo cual facilita su mantenimiento y futuras actualizaciones tecnológicas. Además, se incluyen gabinetes de control de instalaciones en la entrada de cada laboratorio, permitiendo su inspección y mejora. Por último, se establecen estrategias eficientes para el cargue y descargue de materiales, empleando montacargas y brazos mecánicos según las necesidades de transporte.

En términos de imagen arquitectónica, el edificio se destaca por fusionar la tipología arquitectónica y estructural. Inspirado en las naves diáfanas en acero y las torres con fachada estructural, se busca otorgar protagonismo a la ingeniería. Así, la estructura misma del edificio se convierte en su imagen, destacando la importancia de la ingeniería en su diseño y expresión.

 

Autores:
Juan Pablo Ortiz Arquitectos
Juan Pablo Ortiz Suárez

TALLER Arquitectos
Pablo Forero Quintero y Julián Restrepo Molina

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