El pasado mes de octubre los arquitectos celebraron el XXVIII Congreso Colombiano de Arquitectura y Urbanismo que tuvo como temática principal la arquitectura social, para reivindicar el aporte de la arquitectura al bienestar social y la calidad de vida de las personas a partir del diseño de espacios que promuevan la inclusión, la igualdad y la justicia social.

El Congreso fue un evento híbrido con una participación virtual de 22.000 visitas desde el 16 al 18 de octubre y con una presencia física de 1.500 participantes del 19 al 21 de octubre en el centro de convenciones Expofuturo de la ciudad de Pereira. Durante el evento se reunieron más de 100 conferencistas de todas partes del país e incluso invitados internacionales para desarrollar la temática del evento.

Esta convocatoria da buena cuenta del panorama de la arquitectura y el urbanismo en el país y es un referente de las reflexiones que se están desarrollando respecto de técnicas, tecnologías, metodologías, proyectos y hechos construidos en relación, en esta oportunidad, con la arquitectura social.

En este contexto, el proyecto de Vivienda para la Reincorporación, desarrollado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, hizo presencia en el Congreso con un panel en el que explicó el objetivo del proyecto en la entrega de insumos al Gobierno Nacional para la toma de decisiones en las etapas de pre y factibilidad. Los estudios técnicos se centraron en 2 fases: La de prefactibilidad que pretendió identificar la (i) La viabilidad normativa de los predios, (ii) riesgos naturales y (iii) disponibilidad de agua potable; una fase intermedia de concertación para definir la ocupación del predio con el colectivo; y una segunda fase de factibilidad consistente en la elaboración de diseños de urbanismos.

Así mismo se plantearon varias reflexiones. Una primera consideración fue la necesidad de aunar esfuerzos multidisciplinarios y de diferentes agencias estatales y privadas para la consolidación de proyectos de la envergadura que exige la vivienda para la reincorporación, así como de desarrollar diferentes iniciativas para la materialización de los asentamientos y para las soluciones de vivienda que se establecieron en el Acuerdo de Paz, ya que por ejemplo el proyecto a cargo del PNUD cubrió solo parte de la población firmante, aunado al hecho  que no toda esta población busca asentarse en territorios rurales.

En relación con los aspectos técnicos, el panel reflexionó sobre las dificultades presentes para la coordinación entre el ordenamiento ambiental, el ordenamiento territorial y la implantación de los asentamientos; la necesidad de desarrollar reglamentaciones para la puesta en funcionamiento de los asentamientos en aspectos tan básicos como el registro y administración de las cesiones de suelo y tan necesarios como el funcionamiento de sistemas de servicios públicos; la importancia de desarrollar los urbanismos de manera conjunta a los proyectos de vivienda, ya que la mera localización de los prototipos de vivienda puede cambiar radicalmente aspectos de habitabilidad, como la temperatura de los asentamiento; y la expectativa de las comunidades en obtener viviendas con áreas mayores a las planteadas en los prototipos, entre otros.

 

En un aspecto más global, el panel observó que al ser las zonas urbanas el objetivo tradicional de la arquitectura y el urbanismo, frecuentemente se deja de lado la ruralidad, lo cual es evidente en los planes de ordenamiento territorial del país. Los datos son contundentes: el 97% del territorio colombiano es rural y en él sólo habita el 23% de la población, por lo que más allá de las disparidades en términos de ocupación, distribución y aprovechamiento del territorio, el país tiene una gran potencialidad para desarrollar oportunidades de habitabilidad, productividad y vivienda digna en el ordenamiento territorial de la ruralidad.

 

También se resaltó la participación de la academia en los diferentes casos presentados en el panel, como el caso de la Universidad Nacional de Colombia que desarrolló los estudios técnicos del proyecto del PNUD; la Universidad del Atlántico, que propuso el trazado urbano y la vivienda modelo del AETCR Tierra Grata localizado en el Departamento del Cesar que hoy está en construcción, el cual no hizo parte de los estudios del PNUD; y la Pontificia Universidad Javeriana que realizó el acompañamiento al AETCR Charras localizado en el departamento del Guaviare y una investigación que se consolidó en el libro “Hábitat para la Paz” que fue merecedor del premio “Carlos Martínez Jiménez” en la categoría de Investigación, Teoría y Crítica de la Bienal Colombiana de Arquitectura y Urbanismo en 2022.

Dentro de la intervención en el Congreso se contó también con los testimonios y mensajes de los habitantes de los AETCR Charras y Tierra Grata, quienes resaltaron la importancia de que la técnica de la arquitectura y el urbanismo acompañen los procesos para la consolidación de los asentamientos y al tiempo reconozcan el conocimiento empírico de las comunidades y escuchen sus necesidades y preferencias para llevar a cabo una construcción con la comunidad. Así mismo, resaltaron el trabajo colectivo como su mayor fortaleza, no solo para aportar mano de obra dentro de la construcción, sino como una disposición de vida para aproximarse a los retos propios de consolidar un nuevo asentamiento en el territorio y lograr objetivos de manera más eficiente.

 

Por lo tanto, la descripción de la experiencia del PNUD en el AETCR Charras, la presencia de la experiencia del AETCR Tierra Grata y la participación de la voz de los firmantes en este panel, dejó varias reflexiones que vale la pena continuar considerando dentro de la academia, los gremios y los productores de bienes y servicios para los sectores de arquitectura, el urbanismo, el diseño y la construcción.