CONVERSACIONES ALREDEDOR DE LOS CONCURSOS DE ARQUITECTURA

Conversamos con los arquitectos Giancarlo Mazzanti, Daniel Bonilla, Cristina Albornoz y el Estudio de Arquitectura: Al cuadrado Arquitectos, sobre la importancia de los concursos de arquitectura en Colombia y estas fueron sus conclusiones y aportes:

 

¿Considera que los concursos de arquitectura nos ayudaría a tener menos obras como las denominadas “elefantes blancos” en nuestro país?

 

Daniel Bonilla- TAB: Digamos que si, en 1995 los que hacían arquitectura en Colombia a través de un lobby que hizo en su momento la Presidenta de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, Patricia Torres se logró que la arquitectura se volviera un decreto y por lo tanto se consiguió que ciertas obras de carácter público sean “obligatorias” para cada concurso, y eso garantizo y mejoro que la obra pública tuviera calidad por el mérito y el diseño. Esa norma se blindó bien, se hizo un mecanismo por el cual siempre hay 5 jurados de los cuales 3 los escoge la SCA, eso garantiza que las personas que están en el juzgamiento en general son las más idóneas. Creo que en ese sentido somos un país modelo, somo el único país en este continente que tiene concurso de arquitectura por ley.

 

Giancarlo Mazzanti- El equipo Mazzanti : Los concursos no dependen de los elefantes blancos porque finalmente los edificios diseñados no tienen nada  que ver con la construcción, esa corrupción y esos elefantes blancos se dan en los modelos de construcción. En los modelos de diseño los proyectos quedan dibujados y listos para ser construidos por un buen constructor, pero los elefantes blancos terminan siendo obras inconclusas porque el constructor no las acaba,  ahí volvemos a esa confusión que hay que el que diseña construye y eso no tiene que ver con el proceso de diseño.

 

¿Crees que la formación y la experiencia laboral son importantes a la hora de participar en concursos ? 

 

Al cuadrado arquitectos: No necesariamente, venimos de una escuela donde nos rodeamos de profesores “concurseros” y a través de sus experiencias se han creado gran parte de los talleres que se imparten en la escuela, es por esto que desde que estamos en sexto semestre tuvimos la oportunidad de participar en varios concursos nacionales e internacionales. Igualmente, desde lo personal, iniciamos el concurso del Río Cali, UIMIST, Alcaldía de San Cristóbal, sin habernos graduado, desde la inexperiencia, logramos arriesgarnos con ideas que tiene como base nuestra formación, enfocados principalmente en el espacio público, construir ciudad, y desde el hecho fundamental de que somos CIUDADANOS, donde lo que buscamos es cómo plasmar y vivir esa ciudad que soñamos.

 

Cristina Albornoz: Hay muchas modalidades de concursos. Entre ellas las que exigen para participar experiencia certificada, metros cuadrados construidos o títulos de posgrado en una u otra área de experticia. Este tipo de requisitos es una manera de limitar la participación y de restringir a unos pocos el acceso a presentar propuestas. Los concursos son mecanismos que ofrecen escenarios abiertos, democráticos, justos, en los que se debe buscar la mayor participación posible. En un país como el nuestro, los concursos en arquitectura son oportunidades para una juventud que necesita con urgencia encontrar un lugar para aportar a la sociedad. Si se restringe su participación por falta de experiencia se está acrecentando una problemática cada vez más notoria y sensible.

 

Daniel Bonilla- TAB: Los concursos se han profesionalizado, entonces eso básicamente lo que quiere decir es que antes era más sencillo hacer un concurso, hoy tienes que tener muchas herramientas para poder hacer un  concurso. Ahora, ¿Cómo aprendes?, pues haciendo concursos, lo que yo veo, es que la gente joven, estudiantes universitarios inician haciendo concursos en el momento que son estudiantes, incluso algunos tienen una suerte increíble porque logran obtener algún premio, alguna mención entre esos primeros concursos que hacen. Lo que sí pasa es que una vez uno hace un concurso y obtiene un resultado favorable eso se vuelve como una cosa adictiva y esa satisfacción de haber obtenido un buen resultado se vuelve como la cuota para volver a hacer otro. Finalmente el concurso lo lleva a uno a hacer más concursos. El concurso es profesionalizante, es decir,  uno tiene que aprender a hacerlo y el aprender a hacerlo, le ayuda a tener más posibilidad de éxito.

 

¿Cuál es el aporte de un concurso de arquitectura a la ciudad?

 

Al cuadrado arquitectos: El mayor aporte de los concursos de arquitectura es la democratización de nuevas ideas en pro de la construcción de ciudad bajo múltiples enfoques,  fundamentos y puntos de vista sobre un mismo proyecto, escogiendo entre todas la propuesta más óptima para la ciudad, contribuyendo al progreso de esta ya que promueve la calidad del futuro espacio que se implantará. Sin embargo es importante mencionar que los concursos aportan en la construcción de ciudad, pero no son la solución a todos los males de la obra pública. Sin buena planeación, gestión y claridad absoluta en la ejecución de las obras, los concursos por mejor organización y transparencia que tengan no son suficientes.  

 

Cristina Albornoz: Los concursos que aseguran diversas miradas a todo tema de arquitectura y ciudad implícito en la propia naturaleza del concurso.  Elaborar unas bases, determinar un jurado idóneo e imparcial, evaluar varias propuestas, justificar un fallo, exponer los resultados, divulgar el concurso, son aspectos en los que se consolida un resultado arquitectónico o urbanístico que de otra manera es más limitado.

 

Daniel Bonilla- TAB: Proyectos de buena calidad, pues básicamente lo que termina es convirtiéndose en proyectos que están bien integrados con el trazado urbano, que responden bien a la calle, que son proyectos que seguramente en su paisajismo también están bien articulados, entonces le aporta calidad y garantiza la calidad de la  obra pública y de obra  privada. De hecho hoy por hoy en el país se hacen más concursos privados que públicos, entonces en general todos estos proyectos al tener mejor diseño, pues obviamente interactúan mucho mejor con la ciudad y construyen una mejor relación de comunidad.

 

Giancarlo Mazzanti- El equipo Mazzanti: El aporte de un concurso de arquitectura genera algo bien importante que es el desarrollo de la profesión, ¿Por qué genera desarrollo de la profesión?, porque un concurso al enfrentar muchas firmas genera innovación y genera nuevas condiciones para que la arquitectura se desarrolle. Sin el concurso, lo que termina pasando es que la gente comienza a repetir su forma de hacer arquitectura y no hay, ni investigación, ni innovación.

El concurso es un mecanismo de innovación. Es capaz de exigirle a los concursantes que propongan algo nuevo, no se hace para construir la misma obra que se ha hecho en los últimos 20 años, para eso llamas al arquitecto que lo ha hecho relativamente bien. Se hace porque quieres algo que pueda producir algo nuevo a la ciudad, mejore la ciudad e innove y aporte algo diferente hacia el futuro y ese es el objetivo del concurso. Hay que entender que las grandes obras del mundo se han hecho por concurso: la Cópula Brunelleschi, y en Colombia los grandes edificios como el Edificio Avianca y el Capitolio Nacional son concursos de diseño.

 

¿El concurso de arquitectura ayudaría a combatir la corrupción?

 

Daniel Bonilla- TAB: Le da un valor enorme el hecho de que se haga por mérito. Se le está abriendo la oportunidad a personas que a través de su mérito consiga los trabajos,  tenemos que ser un país en el cual el mérito sea el que prime, la capacidad profesional sea la que prime y en ese sentido también es un valor agregado para los concursos y es que sin importar quien lo gane, lo importante es que va a quedar en manos de un muy buen arquitecto.

 

Giancarlo Mazzanti- El equipo Mazzanti : El concurso de arquitectura  es una figura abierta y democrática, tiene cero nivel de corrupción. No conozco el primer concurso en 30 años de experiencia, que yo diga que en ese concurso hubo lobby. La forma en que se escogen los jurados es fundamental,  dos que escogen la Sociedad Nacional, uno que escoge la Sociedad Regional, que además muchas veces la nacional y la regional ni se hablan, la entidad promotora y la alcaldía,  esos 5 posiblemente no tiene nada que ver unos con los otros, o sea que la escogencia se vuelve realmente transparente.

El concurso arquitectónico es el único mecanismo realmente democrático para la escogencia de un proyecto. Los concursos básicamente tienen una cosa muy importante, y es  que al ser anónimos aquí no se está escogiendo un nombre o un arquitecto, se está escogiendo el mejor proyecto, en la medida que sea anónimo y que sea juzgado por expertos, y cuando hablo de expertos deben ser arquitectos, pues lo que se está escogiendo es un proyecto que les sirva a la sociedad, eso hace una diferencia fundamental. Es un mecanismo democrático con todas las falencias que tiene un concurso, para que haya un buen concurso se necesita un buen jurado, un jurado de muy alto nivel, y lo segundo es que es la única posibilidad que tienen los jóvenes de acceder a hacer obra pública y hacer obra que realmente trascienda, si no se volvería un negocio de relaciones públicas.

 

 ¿En promedio cuánto tiempo, personal y recursos económicos se requiere para participar en un concurso de arquitectura a nivel de anteproyecto?

 

Al cuadrado arquitectos: Esta inversión depende del tiempo establecido para el concurso, si hacemos el ejercicio con un concurso un mes aproximadamente y con base en nuestra experiencia, en promedio hemos invertido en recursos un aproximado de 14 millones, pero en tiempo realmente nuestra inversión es bastante, nosotros invertimos gran parte del tiempo a nuestro proceso creativo, realizamos una investigación exhaustiva, diferentes variables y temas que arroja el proyecto, en donde la investigación y exploración se lleva gran parte del tiempo, entonces viene siendo un aproximado de 3 semanas, 3 semanas exhaustiva para pensar y crear el proyecto incluyendo días no laborales y una última semana para la producción. Sin embargo la virtualidad ha contribuido no sólo a facilitar el asocio con oficinas de otras ciudades sino también a mermar gastos y tiempos de desplazamiento, y adicional a la virtualidad el espacio es  una muy buena herramienta no sólo para ampliar las perspectivas y solidificar los fundamentos sino también para amortiguar las cargas y gastos que conlleva un proyecto con esas demandas.

 

Daniel Bonilla- TAB: Se requiere y depende de la  formalidad del equipo, nosotros somos una oficina que es una oficina muy formal. Nosotros finalmente ya venimos años trabajando, entonces eso hace que en el caso de nosotros sea costoso. Para nosotros es una decisión costosa y además siempre he dicho que no sólo es el costo qué inviertes exactamente, sino, lo que dejas de hacer. Para mí eso es una significación de doble costo, yo te digo la cifra y la digo porque además es una cifra que ya la he mencionado muchas veces y es más de 30 millones de pesos hacer un concurso y puede costar más o menos.  

Los arquitectos somos malos haciendo cuentas, exceptuando los arquitectos que están en el sector de la construcción, que ahí sí es fundamental, pero los que estamos en el área de diseño somos unos románticos, y nunca hacemos bien la cuentas, nos parece maravilloso todo, nos entusiasma, más el amor por lo que hacemos, que la lógica económica de las cosas. Por eso es que esta profesión tiene propuestas increíbles en las cuales un concurso puede convocar alrededor de 50 personas y habernos costado esas 50 personas los “30 millones” que yo menciono, es un montón de plata que no pasa en ninguna otra profesión y es una labor muy honerosa.

 

Giancarlo Mazzanti- El equipo Mazzanti: Cuando yo arranqué a hacer concursos en el año 88 te daban dos meses para hacer un concurso y ese tiempo es apenas el justo. De los concursos que hago en Europa me dan de 3 a 4 meses, y entonces a medida que la presión de las entidades públicas, fue pasando a 45 días a 30 y ya estamos llegando a 25,  nadie es capaz de hacer una reflexión seria en un concurso en 25 días y eso es un error garrafal y lo peor es que te presionan a hacer un  curso en 25 días, pero si te lo ganaste la entidad contratante se demora 45 días haciendo el contrato, es completamente absurdo. La sociedad en eso debería ser todavía más rigurosa y decir, en menos de tantos días no sé logra.  Y económicamente, yo pienso que los concursos entre menos planchas tengan son mejores, esa idea de que el concurso debe estar casi listo para construirse le juega a ese  tema de apurarlo y hacerlo rápido. Yo pienso que  los concursos deberían ser máximo 3 planchas y eso implicaría que se te bajen los costos, yo soy muy exagerado porque además me encanta hacerlo, yo disfruto hacer concursos, entonces le hago maqueta, pero un concurso no te baja de 15 millones de pesos.

 

¿En un momento coyuntural como el que estamos afrontando en Colombia, cuál crees que sería el aporte de la arquitectura?

 

Al cuadrado arquitectos: La arquitectura tiene que cuestionarse muchas cosas que salen a raíz de la situación actual, entendiendo que el espacio público y los edificios institucionales o de uso público han sido el principal escenario de las manifestaciones. Nos debemos cuestionar un poco la función y si representan a una ciudadanía que clama espacios más integrales para actividades sociales, cívicas y culturales, entendiendo estas actividades como otra forma de manifestación y protesta. También se vuelve fundamental que los arquitectos busquemos la forma de vincularnos con diferentes profesionales para generar propuestas de construcción social, en dónde podamos ayudar a la organización de las comunidades y el mejoramiento de sus condiciones.

 

Daniel Bonilla- TAB: La arquitectura es una profesión que tiene que ver con la sociedad, con el espacio que habitamos y con la dignificación del ser humano, y todo eso va en conjunto, logrando que se tenga una mejor sociedad o una peor sociedad, una sociedad más agresiva o una sociedad menos agresiva.

La oportunidad que tiene la sociedad a través de la arquitectura es de construir una mejor comunidad, se logra capacitando buenos profesionales desde la academia. Las academias tienen una responsabilidad gigante con respecto a esa construcción de mejor futuro de una ciudad. Lo que pasa es que hay temas en los cuales alcanza la arquitectura y otros en los que no. La arquitectura alcanza en la medida de que se hable de espacio, de habitar, de deambular, de habitar que yo creo que es la palabra más genérica porque aplica para el interior, para el exterior, para espacios abiertos, cerrados, pero esa es su misma limitación, es decir nosotros a través de arquitectura no podemos cambiar una condición socioeconómica del país, nosotros a través de la arquitectura, lamentablemente, no podemos reestructurar la política de la forma cómo se toman las decisiones gubernamentales en el país. La arquitectura está habitada por esos habitantes que somos toda la sociedad, pero sin embargo, las sociedad tiene un comportamiento que trasciende a la arquitectura. La arquitectura ayuda a que sea más amable o menos amable, más agresivo o menos, más seguro o menos seguro, pero que finalmente no es el pilar básico y pues realmente lo que estamos viendo es un pilar donde lo que vemos es que hay gente con hambre, gente con frustración, gente con una cantidad de complejidades y limitaciones como ser humano en una sociedad que está viendo que le da poca oportunidad.

 

Giancarlo Mazzanti- El equipo Mazzanti: La arquitectura no soluciona problemas sociales de forma directa, pero, es un mecanismo para mejorar las condiciones de vida de la gente, y lo que la arquitectura puede hacer si se piensa desde lo comunal y desde lo social  es  abrir los espacios para que la gente pueda tener arquitecturas más democráticas. Ahí, el  concurso es importante porque no se trata de hacer estas cosas que pasaba hace 30 años en Colombia cuando el Estado decía hice 50 escuelas y vas a ver las escuelas y eran un techo de eternit que además eran cancerígeno, unos muros de ladrillo sin pintar y 4 ventanitas, eso no es hacer 50 escuelas eso es  hacer 50 edificios que no tienen ningún valor.  Si uno va a hacer 50 escuelas,  hay que hacer 50 escuelas que ayuden a mejorar las condiciones de enseñanza y que ayuden realmente a construir un espacio que en sí mismo propicie formas  de educación, generar educación y que además que cuando no funciona de escuela sirva para otras cosas como:plaza de mercado, centro comunitario, etcétera,  eso es hacer arquitectura con un sentido social que trasciende el simple hecho de hacer edificios.

 

 

¿Por qué las administraciones locales y nacionales deben promover el concurso de arquitectura?

 

Al cuadrado arquitectos: Representan una oportunidad democrática que aportaría a la ciudad de trabajar de manera interdisciplinaria entonces el  concurso se convierte en una oportunidad clave que puede enriquecer nuestros esfuerzos como ciudadanos y como arquitectos, promoverlos es fundamental porque estimulan el debate público abierto y transparente. Permiten la generación de nuevas ideas y de manera democrática contribuye a la construcción colectiva de una ciudad con más virtudes

 

Cristina Albornoz: La tradición de los concursos en arquitectura en Colombia es mucho más fuerte que en otros países de la región. A través de incontables concursos a lo largo del siglo XX y XXI se ha llegado con propuestas arquitectónicas y urbanísticas a muchos puntos de Colombia. La contribución en proyectos de espacio público, vivienda, colegios, bibliotecas, parques, entre otros, ha significado para cada una de las ciudades que así lo han hecho una transformación urbana que trae consigo un beneficio social, una mejor calidad de vida. Los promotores de un concurso, de entidades públicas o privadas, cuentan con esta valiosa tradición, con un sistema ya estructurado, avalado por la ley y por la SCA, con parámetros establecidos de juzgamiento, tradición que además contribuye en la construcción de espacios participativos, democráticos, abiertos.

 

Daniel Bonilla- TAB: El gran vendedor de estos procesos es demostrar la calidad de los proyectos públicos que se han hecho a través de concursos y por otro lado el otro elemento que le da un valor enorme es que se haga por mérito.

 

 

¿ Qué le dirías a los jóvenes que quieren participar en concursos de arquitectura?

 

Al cuadrado arquitectos: El concurso público o los concursos de arquitectura se convierten en una herramienta fundamental para  poder plantear cambios y para poder proponer nuevas ideas. Realmente es muy interesante la forma en que nuevas oficinas se enfrentan con proyectos muy innovadores y con propuestas que, digamos, tienen conceptos e ideas muy claras sobre la construcción del espacio público. Nosotros lo que diríamos es que es una opción genial para todas las personas de todos los equipos de arquitectura que quieran plantear cambios, que quieran plantear un gran aporte como equipo a construcciones de espacio público, a construcciones de carácter social. Por lo tanto, sí tiene interés por el reto de crear un proyecto  diferente e interesante, que contribuya a la transformación de diferentes relaciones a través del diseño y  que este interés que te apasiona realmente sobrepasa tu inversión en  tiempo personal para dárselo al proyecto, busca la manera de formar un equipo o hacer parte de uno, e inscríbete en el próximo concurso.

 

Cristina Albornoz: Se participa en un concurso porque es una de las pocas maneras que se tienen de contribuir en la discusión, de plantear discusiones, de medirse entre pares y porque es un ejercicio democrático.

 

Daniel Bonilla- TAB: Es un estupendo mecanismo para los que lo organizan,  el consejo que daría es que uno tiene que mirar con cuidado las condiciones de como se hace el concurso. Yo creo que vale la pena concursar mucho, sobre todo cuando eres joven. Nosotros de hecho como oficina nos consolidamos y no volvimos una firma con cierto prestigio en Colombia producto de los concursos. Es una oportunidad de hacer encargos que posiblemente de otra manera uno no podría tenerlos si uno es joven, vale la pena participar en concursos, mis recomendaciones son:  miren bien quién es el jurado, porque el jurado puede pensar muy diferente a uno, por más de que uno haga  algún esfuerzo grande no va a tener opción, porque el jurado tiene una manera de entender la arquitectura y la arquitectura es subjetiva, entonces revisen al jurado, revisen las condiciones del concurso,  revisen que la entidad que organiza o la empresa privada sean una entidad seria.

 

Giancarlo Mazzanti- El equipo Mazzanti: Que primero aprovechen esta circunstancia actual del país en el cual todos estamos reflexionando cómo construir un mejor país, un país más transparente, un país más democrático.  Si los jóvenes no presionan para que el concurso se convierta realmente en una acto de obligatoriedad van a tener muy pocas oportunidades para ejercer el oficio. La única opción que tienen es si son ricos y son amigos de éste, si tienen conexiones. Para hacer proyectos públicos,  entonces yo creo que parte fundamental y de lo que deberíamos reflexionar es cómo presionar al Estado para que el concurso realmente se vuelva un mecanismo de escogencia claro y transparente y que sea obligatorio en todo el país, y  eso va a producir un desarrollo en la arquitectura  del país muy importante.

 

 

¿Qué supone ganar un concurso de arquitectura?

 

Cristina Albornoz: Ganar, pero sobre todo perder en un concurso, supone una enorme responsabilidad y madurez. La probabilidad de ganar un concurso es tan baja que se hace más importante asumir de antemano lo que implica no quedar entre los seleccionados o finalistas. Asumir el riesgo, entender el fallo de los jurados, analizar las otras propuestas, construir argumentos desde la arquitectura, sin leguleyadas, felicitar al ganador. En general, aceptar que en todo concurso está implícita la posibilidad de perder y que en esa llamada pérdida hay en todo caso aprendizajes.

 

 

¿Qué te motivó a presentarte a un concurso de arquitectura?

 

Cristina Albornoz: Estudiaba arquitectura en la Javeriana. En cuarto semestre nos llamaron a mi mejor amiga y a mí para apoyar a dos estudiantes más avanzados en un concurso de los que organizaba Colpatria en ese entonces. Obtuvimos el segundo premio. Siendo aún estudiante, con otro amigo y por nuestra cuenta, nos presentamos al concurso de la Iglesia de Ciudad Salitre. Ahí obtuvimos el tercer premio. Puedo decir que esos concursos marcaron un inicio en la arquitectura que luego abandoné, aunque sigo vinculada de manera indirecta con ellos. En este momento dicto un curso en pregrado sobre Concursos y Premios porque considero que es importante conocer su historia, identificar que muchos de los hitos de la arquitectura son el resultado de un concurso, reconocer los diferentes actores, y en general, analizar los mecanismos de validación de nuestra disciplina.

Los concursos plantean retos y ofrecen escenarios de reflexión que enriquecen la vida académica y profesional. Participar en un concurso es un triple ejercicio. El ejercicio de someterse a unas bases y saberlas interpretar. El ejercicio de proponer una respuesta particular que surge de la propia reflexión y saberla comunicar. Por último, el ejercicio de evaluar el conjunto de propuestas y de alternativas presentadas. Los concursos son ante todo oportunidades para someter la reflexión propia a escenarios más amplios en los que participan otros actores que buscan contribuir en la discusión y el diálogo sobre la calidad y los aportes de las propuestas.

 

Daniel Bonilla- TAB: Yo creo que la motivación fue básicamente un tema de entusiasmo, el desafío de que uno tenía potencialmente una oportunidad de adquirir un contrato a través de estos mecanismos de concurso, yo no estaba tan informado y de hecho en ese momento en el país no se hacían tantos concursos, pero sin embargo, básicamente lo que nos interesó, además porque éramos estudiantes de arquitectura, era ese tema del desafío de poder presentar una propuesta y eventualmente de hacerse a un contrato.

 

Giancarlo Mazzanti- El equipo Mazzanti: Cuando yo salí en el año 87 de la universidad realmente había muy pocas oportunidades, había una crisis profunda y las únicas oportunidades que había era el concurso público anónimo y de diseño arquitectónico, mi carrera profesional se la debo a los concursos. El primer concurso que gané fue en el año 88, un concurso en homenaje a Le Corbusier y el primer concurso importante que me gano es la Iglesia de Ciudad Salitre. Básicamente el 80% de mi trabajo es el concurso público y anónimo. Hoy en día poco menos, pero porque los concurso han dejado de ser un mecanismo de contratación y hay cada día menos concursos, pero digamos que yo le debo mi vida profesional al concurso público anónimo, los edificios más emblemáticos que yo he hecho. como la Biblioteca España, La Fundación Santa Fé y casi el 80% de mi trabajo viene del concurso  público anónimo abierto para arquitectos.