Ciudad de Medianoche

En una ciudad como New York, donde cada elemento busca ser protagónico y autentico, hacer una obra artística y funcional que sea una experiencia para disfrutar día y noche es algo imprescindible, aquí donde la vida nocturna es una parte muy importante de la esencia de la ciudad y donde visitantes y locales esperan ansiosos poder encontrar.

La magia de la noche es algo a lo que los noctámbulos nos sentimos naturalmente atraídos y que puede relacionarse directamente con un fondo oscuro contrastado con un cautivante juego de luces. Esa atrayente e inolvidable escena es algo que los arquitectos tenemos la fortuna de poder diseñar. Cuando nos damos cuenta que la luz día por más hermosa y necesaria que sea, nos limita a un solo filtro es cuando descubrimos que la luz artificial es una herramienta maravillosa que transforma cualquier escenario y le da vida a cualquier superficie por simple que sea. Esto nos da la oportunidad de poner en práctica la  teoría de llenos y vacios, jugar con la transformación de contrastes e intensidades. El poder del diseño de la iluminación puede convertir un edificio en un punto focal definiendo recorridos y destinos, siendo un imán visual que convierte una masa en espectáculo.

… Durante el día veo pasar cientos de personas por las calles de esta ciudad; los visitantes siempre impresionados y curiosos, los locales caminando a buen ritmo y concentrados tal vez en su próximo destino. Pero cuando la poderosa luz solar no nos acompaña, es diferente, la noche es el momento en que todos bajamos el ritmo y las expectativas disminuyen, eso nos hace más sensibles a ser sorprendidos por algo que nos cautive profundamente, algo como una impresionante escultura arquitectónica llena de luz, y no hablo de pantallas gigantes que oculten la belleza de la ingeniería arquitectónica, hablo de poder apreciar un edificio antiguo que destaque sus elaborados detalles por medio de luz artificial, o en el caso de un edificio de estilo más contemporáneo, poder apreciar una estructura resaltada con un juego de luces que varíen sus tonalidades y conviertan un elemento inmóvil en un elemento vivo y dinámico.

La invitación para mis colegas arquitectos es la de implementar como parte imprescindible del proceso de diseño arquitectónico, el estudio de sistemas de iluminación artificial llamativos y eficientes, tanto para el interior como para el exterior, con el objetivo de crear piezas arquitectónicas que a la vez puedan ser obras de arte, que cumplan una la función y que puedan ser admiradas por usuarios y espectadores, ofreciendo una experiencia escénica completa que ayude a crear ciudades más vivas, llamativas y seguras.


Arq. Ana Sofía Suarez