La protección del Patrimonio como factor de identidad y desarrollo social

Bogotá, octubre 25 de 2015

 

Apreciados colegas y amigos

 

Velar por la defensa y conservación del patrimonio cultural inmueble ha sido una actividad inherente a la naturaleza propia de la arquitectura y por tanto, razón de ser de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, papel que seguiremos cumpliendo con entusiasmo en nuestra institución.

Integramos el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, órgano encargado de asesorar al Gobierno Nacional en cuanto a la salvaguardia, protección y manejo del patrimonio cultural de la Nación, así como también en el plano regional hacemos parte de los Consejos Distritales, Municipales y Departamentales de Patrimonio.

Fieles a nuestros postulados misionales apoyamos las iniciativas del Estado por la salvaguardia del patrimonio histórico arquitectónico, por lo que en múltiples oportunidades hemos organizado de la mano de los organismos de gobierno concursos de diseño para ejecutar proyectos en bienes de interés cultural, procurando que se obtengan los mejores resultados posibles en las intervenciones de esos inmuebles.

Permanentemente organizamos foros, seminarios y encuentros de patrimonio que tienen como finalidad, conocer, analizar, debatir, tomar conciencia y motivar a los arquitectos a ser actores proactivos en la salvaguardia de nuestro patrimonio cultural.

Gran parte de la riqueza cultural se concentra en los centros históricos de las ciudades. Sin embargo, la mayoría de estos centros han sido afectados negativamente por procesos de deterioro que ponen en riesgo la preservación del legado histórico cultural que dichos centros albergan.

Así, las ciudades comienzan a perder un recurso valioso que, preservado y explotado adecuadamente contribuye a incrementar la calidad de vida de sus ciudadanos.

Conscientes de este potencial varias ciudades han tomado acciones para revitalizar sus centros históricos, muchas de ellas obteniendo logros significativos.

No es una tarea fácil, pues, además de lo complejo del tema, normalmente estas acciones son de largo plazo y requieren disponer de cuantiosos recursos económicos; sumas que con frecuencia exceden las posibilidades presupuestales de los gobiernos locales y requieren sinergias dinámicas para su ejecución.

Para alcanzar las metas de dar sostenibilidad a los procesos de revitalización y conservación es indispensable poner en práctica acciones para que los centros no sean lugares de paso, activos durante el día y vacíos por la noche. Debemos mantener la vitalidad de los centros históricos. Procurar que se conviertan en sitios de residencia permanente, se brinden oportunidades laborales y se desarrolle una oferta variada de bienes y servicios que permitan satisfacer las necesidades cotidianas de las familias que lo habitan y de los usuarios que acuden a él.

Es estratégico generar oferta de vivienda a precios accesibles para distintos estratos socioeconómicos, manteniendo una integración social que promueva la habitabilidad y la diversidad cultural en el centro de las ciudades.

En resumen, estos valiosos espacios geográficos pueden y deben ser modificados racionalmente, aprovechados, respetados, protegidos y conservados. No solamente pensando en los bienes materiales, sino integrando los bienes intangibles que poseen. El capital cultural hace parte de la dotación de recursos que posee una sociedad para desarrollarse y alcanzar niveles mayores de bienestar para sus integrantes.

Como toda forma de capital, debe utilizarse de manera eficiente y racional, evitando su subutilización pero también su sobreexplotación.

Que la cultura se fortalezca como factor de desarrollo. En los últimos tiempos se ha avanzado en valorar la preservación y puesta en valor del patrimonio histórico cultural como motor de bienestar general de una ciudad; entre otros factores, los centros históricos revitalizados han impulsado fuertemente el turismo y sus industrias relacionadas, generando mayor actividad económica y empleo, a la vez que se ha mejorado la calidad de vida de sus habitantes (mayor seguridad, limpieza, oferta de servicios, etc.).

Los procesos de revitalización no resultan sostenibles sin la participación de la comunidad, habitando y cuidando el centro, ni de los agentes privados tomando riesgos e invirtiendo, como tampoco de profesionales conscientes de la importancia del recurso que los bienes patrimoniales histórico arquitectónicos representan.

¡Tenemos mucho por hacer, hagámoslo!

 

Arq. Flavio Romero Frieri
Presidente Nacional Sociedad Colombiana de Arquitectos