Ocobos de flor morado. Esta especie nativa de Centro y Sur América utilizada en parques tropicales debido a su belleza y florescencia anual fue la prexistencia natural que inspiro el diseño de la vivienda. Presentes en el lote y bordeando el límite visual hacia el cañón del río que delimita el predio, estos árboles se respetaron y convirtieron en puntos focales para el desarrollo del proyecto arquitectónico.


El predio, de forma longitudinal y leve inclinación, generó una disposición rectangular al diseño en cuanto a su tipología de implantación, proyectando la vivienda en un solo nivel que se volcó hacia afuera integrando naturalmente el paisaje. Esto conlleva desde el inicio de la conceptualización del proyecto, a plasmar una arquitectura sutil y austera formalmente, donde la respuesta a los requerimientos programáticos y funcionales se materializan mediante una envolvente que evita cerramientos y obstrucciones visuales. La simplicidad del volumen arquitectónico y la altura moderada de la vivienda proyectan la misma como un elemento adosado en el predio de manera cohesionada con su entorno, la naturaleza y verde exuberante del paisaje.

La tipología de la casa es la de un volumen horizontal a modo de prisma rectangular, geometría que se articula mediante un plano vertical que actúa como un gran muro pórtico y que permite generar el acceso a la vivienda. Esta articulación genera una intersección que se percibe en la zona social y que logra una altura libre mayor, donde los aleros de las circulaciones y cubiertas se traslapan a diferente altura; estrategia que permite iluminar de manera cenital e indirecta el área social, controlando la entrada d luz directa sobre cocina y comedor. Adyacente a esta zona social sobre uno de los patios internos se localiza una escalera que de manera sutil lleva a la cubierta de la casa, la cual, es utilizada como mirador hacia la cordillera, convirtiéndose en un escenario aislado y privilegiado para la contemplación. La fachada social con orientación occidental genera una disposición de alcobas abiertas al cañón controladas por celosías, que para efectos bioclimáticos ofrecen ventilación cruzada e iluminación natural indirecta. Esta disposición logró en términos pasivos ofrecer un confort interior en zonas sociales, privadas y de servicios, permitiendo así minimizar ayudas mecánicas y eléctricas. La disposición de circulaciones se da bajo el mismo alero que protege las alcobas del sol de tarde, estrategia que minimiza los m2 construidos y facilita la organización espacial y de accesos a las diferentes dependencias.


La horizontalidad del predio permitió a través del diseño arquitectónico generar no solo una fachada limpia, sino incluir en primer piso una gran terraza que se deriva de la fachada social y que culmina en una piscina con reboce y efecto sin fin, contenida en ambos extremos por un jacuzzi y un gazebo; lámina de agua que como un espejo duplica la majestuosidad del paisaje natural, los ocobos y por supuesto la arquitectura del trópico colombiano.